4/5 ★ – FartinGO's review of Sayonara Wild Hearts.

Sayonara Wild Hearts no es un juego, sino una experiencia audiovisual con un mensaje trascendental sobre el amor propio, la depresión personal o nuestras batallas internas sobre nuestras inseguridades o miedos. Bajo esa aparente capa colorida de colores sobresaturados se esconde una bonita historia de superación. Al igual que experiencias como Journey, este juego nos demuestra que los juegos son mucho más que aporrear botones y matar enemigos. El concepto de Sayonara Wild Hearts mezcla diferentes géneros como pueden ser la conducción, juegos rítmicos o mata-marcianos. Todo fluye de una manera muy orgánica, con un control sencillo e intuitivo (sólo podemos movernos y presionar un botón en los momentos precisos). Todo empieza de manera muy simple, con unos niveles iniciales básicos que nos enseñan las mecánicas del juego. Poco a poco todo se va complicando y mezclando las diferentes mecánicas que el juego va ofreciendo con niveles más exigentes. La mecánica es siempre la misma; esquivar cualquier cosa que se nos tope frente a los morros e ir recolectando todos los posibles objetos para lograr mayores puntuaciones. Se parece bastante a los niveles extra de Sonic 2, juego que sin duda ha inspirado la creación de Sayonara Wild Hearts. Si somos temerarios conseguimos puntuación extra (al igual que en Burnout 3 por ejemplo) y si nos estampamos el nivel de reinicia desde el último checkpoint de una manera muy rápida y natural para no perder el flow musical. La música está a un nivel altísimo, no de volumen sino de calidad, con canciones pop-electrónica que no pasan desapercibidas. Me ha recordado un poco a la experiencia de jugar a Tetris Effect Connected, donde el gameplay y música van de la mano y todo fluye de manera magistral. No hay nada que se le parezca a Sayonara Wild Hearts, es una experiencia bastante única, tiene un poco de Sonic, un poco de juegos de carreras, un poco de Thumper, un poco de Elite Beat Agents... Se arriesga con una propuesta innovadora y fresca que si te atrapa no te suelta hasta su desenlace. Se pasa en un santiamén, prácticamente de una sentada como he hecho yo, ya que dura menos de 2 horas. Su música pegadiza y lograr puntuaciones altas es el único punto para querer rejugarlo. El estudio Simogo nos ha traído una experiencia que todo el mundo debería probar al menos una vez.